Por Fausto Triana
Desde hoy es el tema del balompié en España y posiblemente en muchos otros países, porque el domingo madridistas y catalanes miden pulso otra vez.
Si por un lado la euforia de los merengues clasificados a semifinales contrasta con la decepción de los azulgranas eliminados, por otro sería un milagro ver un partido de alto nivel cualitativo.
El desgaste de los jugadores de la “casa blanca” fue mayor, con 120 minutos de partido y la lotería de los penales para derrotar in extremis al Manchester City de Pep Guardiola.
La marca de 12 semifinales en las últimas 14 ediciones de la Liga de Campeones de Europa, además de 14 Orejonas en sus vitrinas, es un gran aliciente en todo caso para el Real Madrid.
El conjunto que dirige el italiano Carlo Ancelotti llega al duelo en su casa del estadio Santiago Bernabéu líder absoluto de LaLiga, con ocho puntos de ventaja sobre el Barcelona a siete jornadas de la conclusión del torneo.
Sin embargo, no debe permitir que se acerque su enconado rival. Unos culés, que por demás, se acercan a una temporada de fracasos y la idea de al menos luchar hasta el final por LaLiga supone un incentivo.
Aunque el tema físico puede ser un problema, Ancelotti sabe que un desliz ante el Barça puede costarle caro y en los Clásicos, no hay espacio para las rotaciones.
Seguramente echará mano a sus efectivos de confianza, seguramente por juventud, a los brasileños Vinicius y Rodrygo, al inglés Bellingham y al incombustible uruguayo Valverde. Tampoco tocará al crecido guardameta ucraniano Lunin, y probablemente ni al veterano alemán Kroos.
Luego será cosa de ver como alinea en defensa con el germano Rudiger y probablemente el francés Tchouameni, o otros dos galos, Camavinga y Mendy e el centro del campo y el lateral izquierdo, respectivamente.
A Xavi Hernández, el técnico de los azulgranas, no le queda otra que apostarlo todo al Clásico. Y no escatimará con escuadra de puntería, Ter Stegen en el arco, Araujo, Cubarsí y Koundé en defensa; Gundogan, Pedri y De Jong en el mediocampo; y Lewandowski, Raphinha y Yamal en ataque.
Una oportunidad en la cual, tras caer en la Supercopa y en el anterior Clásico frente al Real Madrid, se abren caminos para volver a creer en un futuro culé más esperanzador.
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