Tal vez la sorpresa es mayúscula al descubrir que llegaremos a un castillo del siglo XIII, a mil metros sobre el nivel del mar, uno de los más auténticos de Europa.
También, la reciente elección de un extraordinario geoparque por dictamen de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura; el Espacio Almodóvar, de reconocimiento al afamado cineasta; el segundo emporio de producción de aceite de oliva en el país, detrás de Andalucía; y hasta las huellas del conquistador de Chile y su rocambolesca trayectoria.
En esta región del centro-sur de España, en la provincia de Ciudad Real, el común denominador es la Ruta de la Pasión de Calatrava, una intensa y única conmemoración de Semana Santa.
Sin embargo, más allá de una tradición del siglo XVI, presentada en audiencia al papa Francisco el pasado 13 de marzo, los detalles rebasan la imaginación, con sellos culturales y religiosos entre lo sacro y lo profano.
El origen del nombre de Almagro proviene del árabe al-magra (la arcilla roja), que hace referencia al tono de algunos de los principales edificios de la urbe.
Por otro lado, una estatua en honor a Diego de Almagro resalta en la Plaza Mayor; un personaje controvertido y recordado en Chile. Durante una expedición entre finales de 1524 y principios de 1525 fue herido por la flecha de un indígena, quedándose tuerto.
Al explicar su situación a Francisco Pizarro, quien lo alejó del Perú, y particularmente al rey Carlos I, detalló: “El negocio de defender los intereses de la Corona me ha costado un ojo de la cara”. La frase quedó acuñada hasta nuestros días.
(Tomado de Orbe)