Durante las dos últimas décadas no se han producido cambios en la tasa global de actividad de las personas de 25 a 54 años de edad; sin embargo, el desglose por género confirma la persistencia de importantes diferencias, reveló la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Desde 2004, precisó, las mujeres lograron algunos avances marginales, al aumentar su tasa de actividad en 1,1 puntos porcentuales hasta alcanzar el 64,5 por ciento en 2023, pero en el caso de los hombres el indicador fue del 92 por ciento, pese al descenso en 1,1 puntos porcentuales a lo largo del período.
Podría pensarse que vivir en una familia extensa alivie las responsabilidades de las madres en el cuidado de los hijos pequeños, pero tanto en los países de renta alta como en los de renta baja, se observa la tendencia contraria.
Las mujeres de familias extensas con hijos pequeños presentan tasas de participación laboral más bajas que las de los hogares formados por una pareja, argumentó la OIT.
Por lo tanto, no es posible generalizar que la configuración de pareja o de familia extensa sea más propicia para la incorporación de la mujer a la población económicamente activa.
En cambio, para las familias monoparentales, especialmente las madres solteras, incorporarse al mercado laboral no es opcional; pues ellas son, por lo general, las únicas que se ocupan del sustento económico de sí mismas y de sus hijos.
Esta necesidad económica obliga a menudo a las madres solteras a desviarse de las normas tradicionales de género: en todo el mundo, la tasa de actividad de las madres solas con hijos pequeños es del 71 por ciento, tres puntos porcentuales más que la de las mujeres sin hijos pequeños, argumentó la publicación.
Las diferencias de género en la participación en el mercado laboral entre los distintos grupos de renta y tipos de familia ponen de relieve dos puntos clave: en primer lugar, la brecha de género aumenta con la presencia de niños pequeños en las parejas y familias extensas de todos los grupos de ingresos.
En segundo lugar, aunque los niños pequeños y las responsabilidades asociadas al cuidado de los hijos parecen explicar una parte significativa de la brecha de género en los países de renta alta, media-alta y baja, no la explican en su totalidad, confirmó el organismo de las Naciones Unidas.
Mientras tanto, precisó, en los países de renta media-baja, incluso la participación laboral de las mujeres sin hijos pequeños sigue siendo bastante baja, y la brecha de género es excesivamente alta.
Para reducir las diferencias de género en la participación laboral de las familias con hijos pequeños, los países pueden mejorar el acceso a servicios de guardería adecuados, accesibles, de calidad y asequibles, y ofrecer permisos parentales remunerados a ambos progenitores, sugirió la OIT.
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