La reunión tuvo el “firme propósito de fortalecer la integración regional de manera constante y efectiva”, indicó el alto diplomático en la red social X.
Señaló que en el diálogo abordaron los planes de acción que “beneficien a nuestros pueblos” en el contexto del mandato de la recién celebrada XXIII Cumbre de Jefes de estado y de Gobierno del ALBA-TCP, que sesionó en Caracas el pasado 24 de abril.
En la cita se aprobaron tres documentos que trazaron la ruta del bloque de integración latinoamericano y caribeño, fundado el 14 de diciembre de 2004 por los comandantes Fidel Castro (1926-216) y Hugo Chávez (1954-2013).
Los gobernantes rubricaron la Declaración final, la Agenda Estratégica ALBA 2030 y un comunicado especial sobre la situación de Palestina.
El primero de los textos demandó la exclusión de Cuba de la espuria y arbitraria lista unilateral de países supuestamente patrocinadores del terrorismo, que elabora el Departamento de Estado de Estados Unidos, y tiene un impacto negativo en todas las esferas de la sociedad cubana y el bienestar de su pueblo.
Respaldó también al diálogo permanente entre Venezuela y Guyana para alcanzar una solución satisfactoria entre las partes, como lo establece la Declaración Conjunta de Argyle de 2023, entre los mandatarios Nicolás Maduro e Irfaan Alí, respectivamente.
La Agenda Estratégica comprende los horizontes económico, político, social, cultural y comunicacional, y en la que la Alianza, ante la nueva arremetida imperial en la región y en complicidad con sus lacayos nacionales, se presenta como un “muro de contención de probada eficacia”.
El primer vértice propone el “fomento extraordinario y complementario del intercambio comercial”, que incluiría la revisión de las barreras comerciales y el desarrollo de la cadena logística.
Plantea, además, reinstaurar las líneas de financiamiento al comercio Intra-ALBA, con el establecimiento de mecanismos de aseguramiento y reaseguramiento del crédito a las actividades de comercio internacional.
En el horizonte político está llamada a fortalecer el rol de la Alianza como “mecanismo permanente de consulta y concertación política en los foros internacionales”, mediante una agenda común, apuntando a “instituirlo como un gran bloque de opinión de prestigio”.
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