En un artículo de opinión en el rotativo, el reconocido periodista Kamal Gaballa estimó que las acciones de Washington podrían ser consideradas un genocidio.
Recordó que la Casa Blanca mantiene a la isla en su lista de Estados patrocinadores del terrorismo, una medida que consideró un acto de coerción política y económica.
La decisión forma parte de la guerra encubierta contra La Habana en tiempos de paz, subrayó.
Gaballa destacó que, desde el triunfo de la Revolución cubana, en 1959, ese país caribeño sufrió numerosos atentados terroristas contra sus misiones diplomáticas alrededor del mundo.
Al respecto, citó el ataque contra la embajada cubana en Washington el 30 de abril de 2020, cuando un hombre disparó 32 balas con un rifle, pero lamentó el “silencio cómplice” de las autoridades norteamericanas.
El comunicador señaló que testimonios de expertos estadounidenses en seguridad nacional afirman que no hay evidencia sobre el apoyo de Cuba al terrorismo, sino más bien lo contrario, que La Habana puede ser un socio importante para combatirlo.
Lo que es seguro es que la isla fue víctima de cientos de ataques terroristas en las últimas décadas, incluido el derribo de un avión comercial, y la mayoría fueron organizados o financiados desde Estados Unidos, apuntó.
Gaballa resaltó que desde 1992 la Asamblea General de la ONU apoya el reclamo global para finalizar el bloqueo económico, financiero y comercial que aplica Washington desde hace más de seis décadas.
El panorama parece claro: el objetivo estadounidense de mantener el nombre de Cuba entre los Estados patrocinadores del terrorismo es distorsionar la reputación de ese país y utilizarlo como un pretexto para imponer sanciones económicas y financieras coercitivas, aseguró.
El periodista alertó que las regulaciones punitivas de la Casa Blanca alcanzaron niveles sin precedentes.
Entre ellas citó “el aumento del acoso contra las transacciones financieras y comerciales, la prohibición de vuelos desde Estados Unidos a provincias cubanas, la intimidación a las empresas que envían suministros de combustible, además y la campaña para desacreditar los programas de cooperación médica”.
Todas estas medidas tienen un impacto existencial en las actividades económicas, las operaciones de comercio exterior y las inversiones extranjeras de Cuba, afirmó.
“Dado el propósito declarado del bloqueo y los fundamentos políticos, legales y administrativos en los que se basa, constituyen un acto de genocidio bajo el Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948”, aseguró.
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