La agencia oficial de noticias Wafa reportó que 18 fueron detenidos en la sureña gobernación de Hebrón, la mayoría de ellos en la aldea de Al-Dhaheriya.
Otros dos fueron apresados en la localidad de Beit Iba y en el campamento de refugiados de Askar, ambos ubicados en la norteña gobernación de Nablus.
Cerca de allí fueron detenidos ocho ciudadanos en el poblado de Jayyus y otro en Tammoun.
Esta semana el Club de Prisioneros reveló que más de nueve mil 300 palestinos, incluidos 75 mujeres y 240 menores de edad, se encuentran en la actualidad encerrados en prisiones israelíes.
Destacó que esa cifra no incluye a los miles de ciudadanos arrestados en la Franja de Gaza, enviados a centros especiales en medio de denuncias sobre torturas y vejaciones.
Precisamente, hace unos días el presidente del Consejo Legislativo Palestino, Abdel Aziz Dweik, denunció las torturas a las que fue sometido en las cárceles israelíes y afirmó que los maltratos allí no tienen precedente.
Ahora, tras el estallido del nuevo ciclo de violencia, el trato es realmente terrible, a diferencia de épocas anteriores, en las que había cierto respeto a la humanidad de las personas, relató el legislador, quien sufre diabetes y otras enfermedades.
Días antes, el Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos reveló testimonios de palestinos torturados en prisiones y centros de detención israelíes en los últimos meses.
Citado por la organización, Samir Abdullah Jamal Marjan, de 23 años, aseguró que sufrió palizas, descargas eléctricas, insultos y un intento de inyectarle sustancias desconocidas.
Fattah Al-Aklouk, quien fue arrestado tres veces desde el 7 de octubre, denunció que un compatriota, llamado Muhammad Al-Kahlot, murió como consecuencia de las torturas.
Un hombre de 65 años, identificado como S, confirmó los métodos de tortura y la desaparición forzada de personas mientras estuvo confinado.
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