Ese es el caso que la BBC Mundo, del Reino Unido, examina con detalle algunos aspectos sobresalientes sobre el asunto.

Indica el medio que la electricidad se ha convertido en un nuevo foco de tensión en las relaciones comerciales entre ambas naciones.

El gobernador de Ontario, Doug Ford, retiró este martes el recargo del 25 por ciento que un día antes había impuesto a la electricidad que esta provincia canadiense vende a tres estados del vecino.

Horas después, el presidente Trump, retiró su amenaza del 25 al 50 por ciento el arancel sobre el acero y el aluminio canadienses. El anuncio supone una desescalada en la guerra comercial entre ambos vecinos norteamericanos tras días de represalias mutuas.

Ford había agregado el lunes un impuesto del 25 por ciento en el precio de la electricidad que la mayor provincia de Canadá envía a través de la frontera a los estados Nueva York, Michigan y Minnesota.

La medida de Ford, que habría afectado a 1,5 millones de hogares y empresas de esos tres estados, era la respuesta a un primer embate de Trump.

Este anunció el 4 de marzo aranceles del 25 por ciento a las importaciones provenientes de Canadá y México, a lo que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, respondió con gravámenes similares a bienes estadounidenses.

Para esa cuerda, dos días después el mandatario estadounidense decidió aplazar durante un mes los aranceles a gran parte de los productos de sus vecinos y Trudeau hizo lo propio, prolongando la incertidumbre sobre esta incipiente guerra comercial.

Más allá de la tensión política, este enfrentamiento plantea una serie de incógnitas: ¿cuán dependiente es Estados Unidos de la electricidad canadiense? ¿Cuáles serían las consecuencias de una interrupción en el suministro? ¿Cómo puede usarse la energía como un arma política y comercial?, se pregunta la BBC de Londres.

Canadá es un exportador neto de electricidad a Estados Unidos y las redes energéticas de ambos países mantienen una alta interdependencia.

Sus redes eléctricas se fusionan en un sistema complejo y altamente interconectado en el que las principales empresas canadienses del sector cuentan con filiales y divisiones comerciales en Estados Unidos, según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).

Ambos países intercambian energía por valor 95 mil millones de dólares anuales y en algunos estados este comercio llega a representar entre el cinco y el 15 por ciento de su producto interno bruto (PIB), según una investigación del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

Por su parte, Estados Unidos importó 33,2 millones de megavatios-hora (MWh) de electricidad en 2024, de los cuales 27,2 millones provinieron de Canadá y el resto de México.

Entonces cabría preguntarse también, ¿es acaso Trump consciente de estas relaciones y necesidades?, o ¿se trata de parte del rejuego publicitario del mandatario?

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