jueves 26 de diciembre de 2024
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Primero al vodú y luego a nosotros, dijo un enfermero cubano en Haití (+Fotos)

Puerto Príncipe, 4 nov (Prensa Latina) Muchos pacientes acuden al vodú para encontrar su salvación, pero cuando las fuerzas del más allá les fallan, vienen a los colaboradores de la Brigada Médica de Cuba en Haití, y escapan ilesos del mal que los quería apagar.

Por Joel Michel Varona.

Con Ramón Ramírez, un enfermero especialista en anestesia de la oriental provincia de Holguín, sería necesario agregarle más horas al día para recoger las incontables historias que escribe el personal de la salud de Cuba en los más recónditos lugares ayudando a los más desposeídos.

Graduado en 1979, su primera misión fue en Angola, después viajó a Guinea Ecuatorial, Pakistán, Venezuela y ya se despide de Haití.

«De cada lugar me llevo algo en el corazón, ya sea de su cultura o tradiciones, pero en especial de su gente, porque siempre me aportan algo en lo profesional y lo personal», expresó Ramírez a Prensa Latina.

Narró como en Pakistán, tras un intenso terremoto, las personas llegaban en un estado grave a las manos de los médicos cubanos, a mucho les cayó en encima el techo de su casa, paredes, y presentaban fracturas de cráneo, miembros inferiores, entre otras lesiones.

No olvido las bajas temperaturas de Pakistán, pero tampoco aquel niño de 11 años de edad que lo trajeron a nuestro hospital de campaña, sin esperanza alguna, ya lo daban por muerto.

Nos miramos el cirujano y yo, era un caso complicadísimo en aquellas condiciones de trabajo, y le dije al cirujano debemos actuar lo más rápido posible y así lo hicimos, no importaba el escenario e incomodidades para intervenirlo había que tratar de salvarle la vida.

El pobre muchacho estaba molido por los escombros de su propia casa, por lo que tuvimos que practicarle varios procederes, fue una intensa jornada, dura, pero cualquier cansancio valía la pena, y así fue.

Cuando no habían transcurrido dos jornadas ese niño estaba con unos fijadores externos y comiendo, que sorpresa, no me lo podía creer, ni yo, y los que pensaban que moriría.

Casos de similar gravedad lo hemos salvado los cubanos, y tengo ejemplos para demostrarlo, como aquel paciente que sufría de un shock séptico, que se produce cuando una infección provoca una hipotensión arterial peligrosa.

Esta afección puede producirse por cualquier tipo de bacteria, y el cuerpo responde de manera inflamatoria a las toxinas, lo que puede provocar daños en los órganos.

A simple vista a esa paciente venezolana le quedaba muy poco tiempo de vida, ni familiares, ni amigos contaban con ella, ya estaba inconsciente, pero el personal médico de Cuba la trajo de vuelta a la vida y regresó recuperada a casa con los suyos.

Aquí en Haití nos hemos encontrado también casos muy complicados, pero a veces ese estado de gravedad, está reforzado por un elemento cultural, pues antes de acudir a la ciencia, primero se presentan ante el vudú, y cuando las fuerzas de la magia no remedian su mal acuden a nosotros.

En una ocasión estábamos terminando una operación de hernia, suturábamos al paciente, de pronto llega un embarazo ectópico con toda urgencia, y hacia falta ese quirófano, pues ya no había tiempo para remitirla a otro hospital, y el equipo de Cuba la recibió.

En shock es muy difícil canalizar una vena, pero logramos oxigenarla, que alcanzara volumen y otros parámetros importantes, ella -con 40 años de edad – estaba inconsciente pero empezó a recuperarse, hicimos lo que bien sabemos hacer.

Cuatro días después la mujer aquella que llegó casi fuera de este mundo se personó en nuestro hospital y nos agradeció.

Los cubanos realizamos intervenciones quirúrgicas todos los días, de lunes a viernes, y también son realizadas las consultas, puntualizó Ramírez.

En mi hospital en Cuba pertenezco a la Asociación Nacional de Racionalizadores e Innovadores, y hace poco aquí la tierra del electrofulgurador o electrobisturí sufrió una rotura, salieron a buscarlo, pero nunca fue encontrado.

No podíamos dejar de dar la atención que merece la población de Haití, reaccioné con mi inventiva y tomé un lata de leche, la abrí, le hice un cintillo de caucho para evitar cortaduras, coloqué un tornillo en un extremo y ahí mismo amarre el cable de la tierra, eso quedó perfecto.

Los haitianos donde quiera que advierten nuestra presencia nos saludan, incluso algunos son generosos en los mercados con nosotros, haciendo mucho más real su gratitud.

A veces llegan al hospital, y hay disponible un médico haitiano, pero ellos no van con su compatriota, y eso se debe al buen trato, a nuestro humanismo, y cuando le insisten, dicen, quiero atenderme con el cubano, y eso sucede a diario, resaltó el enfermero holguinero especializado en anestesia desde 1986.

ro/joe

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