Los alto índices de desplazamiento provocan una severa presión sobre los servicios educativos en sur mientras que más de 900 escuelas cerraron en las regiones Oeste y Artibonite, aseguró el representante de Unicef en el país caribeño, Bruno Maes.
Cerca de 156 mil estudiantes resultaron afectados como consecuencia, y muchos perdieron una parte sustancial de su año académico debido a los cierres de centros educativos y la actividad constante de las bandas armadas.
“Los servicios locales están luchando para acomodarse a la afluencia de niños en edad escolar desplazados, debido a las perturbaciones de la violencia en curso”, advirtió el enviado a propósito de una visita a la región.
Maes instó a la comunidad internacional a proporcionar el apoyo necesario para atender “necesidades críticas” y asegurar que todos los menores tengan la oportunidad de regresar a la escuela y continuar su viaje de aprendizaje.
“Los niños merecen el derecho a una educación segura para que puedan crear un futuro brillante y próspero para Haití”, dijo.
El Fondo para la Infancia confirmó que mantiene esfuerzos conjuntos con el Gobierno de transición haitiano para mitigar los efectos de la violencia en la educación.
Con ese objetivo, la agencia apoya la rehabilitación de escuelas dañadas, establece espacios de aprendizaje temporal, fortalece la capacidad de los maestros y proporciona material educativo esencial.
La Unicef, además, entrega transferencias de efectivo a las familias afectadas para ayudar a cubrir los gastos relacionados con la escuela y aliviar las cargas financieras.
ro/ebr